¡Hola! Si has llegado hasta aquí probablemente te interesa mejorar tu publicidad impresa. Estás en el post adecuado, porque esta es la continuación del contenido de ayer sobre cómo aumentar clientes, donde te hablé de algunas formas de captación en frío que puedes hacer presencialmente, y sin necesidad de contratar comerciales.
Pues bien, una pieza fundamental de este proceso es tener un buen material impreso, ya sean flyers, folletos, cupones, catálogos etc. Hoy voy a darte 3 tips sobre cómo mejorarlos y hacer que destaquen sobre tu competencia.
Lo primero: la atención
Lo primero que tienes que tener en cuenta a la hora de repartir folletos de publicidad es que tienes solamente unos segundos para llamar la atención de tu futuro cliente. Imagina ese momento en que está revisando en la mesa de su cocina las cartas que le han llegado hoy y, justo ahí, sostiene en su mano tu publicidad ¿Qué mensaje de impacto vas a darle, que haga que le preste atención a tu material, en lugar de decir «bah, propaganda» y la tire a la basura?
Pues esa es la clave, porque ya puedes tener los mejores productos o servicios, venderlos al mejor precio y con todas las ventajas que quieras. Si tu folleto no es capaz de captar la atención de la gente… tienes un problema. A veces vale la pena contratar una empresa de publicidad que lo diseñe, y otras, basta con poner a trabajar las pequeñas células grises y dar con una foto, o un mensaje que salte la chispa.
Menos es más
Uno de los errores más comunes a la hora de hacer papelería comercial es la excesiva densidad de texto. ¡Hay tantas cosas que queremos decir! Quieres convencer tanto al cliente de todas las ventajas y argumentos de tu producto o servicios que a veces el folleto se queda corto ¿Verdad?
Ese es el principio del fin, cuando llevas a la imprenta de folletos un material que consiste en párrafos y párrafos de texto interminable. Por supuesto, para ti todo eso es súper importante, y lo leerías una y otra vez… pero tu futuro cliente no. En cambio, tu competencia pone cuatro fotos, un par de llamadas a la acción y un número de teléfono… y como la gente se queda «con hambre» de más información, el teléfono nunca les deja de sonar.
Y ahí está la clave del «menos es más», en no empachar a tus prospectos con una parrafada interminable, sino darles la información justa para que quieran saber más. Y ahí, cuando los tienes cara a cara e interesados, es cuando puedes darles todos los argumentos que van a reforzar su intención de compra.
Aporta valor
Y, por último (pero no menos importante…) ¡Aporta valor! De nada te sirve tener una publicidad súper bonita, en el papel más caro y a todo color, si tu propuesta no le aporta nada al cliente. No es lo mismo un folleto que diga «somos una empresa de fontanería» y que el cliente diga «pues vale ¿Y a mi qué?» que un material que diga «desatascos rápidos y al mejor precio», porque igual ahora no tiene un problema de tuberías, pero puede decir «uy, voy a guardar esto por si acaso» ¿Por qué? Porque hay algo que lo hace «mejor» que la competencia.
Es muy complicado dar una explicación genérica de propuestas de valor, porque va a depender mucho de lo que comercializas, de los recursos que tienes, de la empresa… pero seguro que hay un problema de tu futuro cliente que tu producto o servicio es capaz de resolver y, además, de una forma especial. Simplemente tienes que dar con ello y expresarlo en tu publicidad.
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